Experiencias Monteaceira

Corría el año 2012, y tenía claro que quería aumentar mis conocimientos de pie y tobillo, por aquel entonces, residente, con unos cuantos kilos más que ahora, realicé un curso en Barcelona, del Dr Xavier Martín, junto y gracias a mi querido compañero de carrera, de residencia, amante de los Carrillo, el Dr Javier Martínez Ros. Durante el curso asistimos a una charla del Doctor Ernesto Maceira, y me quedé impresionado, quien lo conoce sabe a lo que me refiero y en los descansos un folleto informativo de un curso con la foto de al lado.

Evidentemente mi mente se disparó y se dijo: ¡tengo que ir!. Y como todos sabéis, y si no lo sabéis allá vosotros, cuando te enfocas en algo ocurre.

En la siguiente edición del curso Monteaceira, Febrero de 2013 allí estaba yo con mi compañero, Javi (al que le encantan los Carrillo) en Madrid, en el Hospital Quirón Pozuelo de Alarcón, en el salón de actos, en un curso de biomecánica y patología de pie y tobillo. Por aquel entonces R2, no me enteré de la mitad, pero me reí mucho y me llevé un libro que en ese momento no sabía el valor que tenía. Además me quedé impresionado con el otro de la foto, el Dr Manuel Monteagudo. Ambos con sus charlas de biomecánica, con tanta claridad en lo que exponían, mi subsconsciente dijo, aquí tengo que venir a rotar.

Y una vez más, como tantas veces, no era consciente de lo que estaba pasando, es como que te mueves por impulsos, pero ahora mismo mientras escribo me doy cuenta que vas uniendo puntos del pasado, como dijo Steve Jobs, y todo cobra sentido, mucho sentido. Y evidentemente, en 2014 estaba en Madrid. Lunes, 2 de Febrero, nevando. Para un Murciano la nieve es motivo de fiesta nacional, así que, imaginaos como llegué al hospital. Mucho más inseguro que en la actualidad, muy temprano, hospital medio apagado, y andando perdido por el pasillo principal de la planta baja, me aparece de la nada Manuel. Los que conozcan a Manuel, saben que hay susto. Me indica con su voz grave donde está el quirófano, que allí estará Ernesto. Primera impresión de seriedad, última impresión: ¡id a rotar con él!.

En quirófano, primer día, coincido con el otro rotante, Alberto Bailez, otro artista de la trauma. Y apoyado en el cristal, con radiografía y papel, otra enseñanza para toda la vida, Ernesto planificando por segunda vez las osteotomías de antepié: ¨primer instrumental del quirófano, lápiz y papél. (y recordad, nevando de fondo, murciano con “lagrimica” en los ojos).

Hago un paréntesis hospitalario-profesional para explicar donde residía durante la rotación. En casa de María, abuela de mi mujer. Durante las cenas hablábamos de lo que surgía, de esas conversaciones habían reflexiones o frases que valían oro, en su momento no supe darle valor, incluso me cabreaban, los que la conocen saben a lo que me refiere, pero María, no sabes lo mucho que las recuerdo hoy en día.

La vida me puso en mi camino otra experta, no tanto en pie y tobillo, pero sí en mil cosas. Además la familia Bahlsen y una representación de la familia Castaño siempre tuvo tiempo para mí, para que me sintiera como en casa. Y lo consiguieron con creces. He de reconocer que al principio, típico de residente, solo pensaba en quirófano. Conforme pasaban las semanas cada vez me gustaba más la consulta.

Aprendí diagnóstico y exploración a un nivel nunca imaginado, biomecánica. Aprendí cuando y porque indicar una cirugía. Aprendí como hacer y enfocar las revisiones. Pero no solo medicina y traumatología, algo más importante que no está en los libros, como tratar al paciente. De Ernesto, su implicación con el paciente y su exigencia. De Manuel, prudencia y preparación, todo lo justificada con experiencia y con bibliografía, tenía comunicaciones sobre patologías de todo tipo. Era y es un libro abierto.

Aproveché mis meses en Madrid para conocer a podólogos, entre ellos a Ángel Orejana. De él pude aprender otra visión en la exploración y en el tratamiento. Recibimiento increíble en la Complutense. A final de la semana siempre tenía un día reservado para ir al Hospital Clínico, con el equipo del gran Enrique Galeote. Difícil encontrar mejor persona y cirujano. Aunque con el ya había estado rotando ¨Maradona¨, y de ese ¨Maradona¨ estaba aprendiendo yo una barbaridad, fueron jornadas inolvidables. Pasaron los meses volando, en metro de un sitio a otro, y siempre leyendo libros de pie y tobillo durante los trayectos. A la vez acompañados de música, donde descubrí grupos que actualmente son de los más escuchados, Avenged Sevenfold, Disturbed, Volbeat, y claro cuando escucho algunas canciones como “Indestructible”, pues me vienen recuerdos de aquellos maravillosos meses, de cómo se puede soñar en dedicarte a algo y focalizándote llegar a ello. Tampoco olvido conversaciones con Manuel de como llevar el temido último año de residencia, darle importancia a mi valor como especialista, que si eres válido acabas trabajando donde te propongas, y esas conversaciones todavía marcan muchas de mis decisiones, y espero que lo sigan haciendo: “ cuando te sientas presionado, pues coge un libro de pie y tobillo”.

No quiero terminar sin nombrar al Dr Borja Gutiérrez. Compañero en los últimos meses que de forma desinteresada aprendía a la velocidad de la luz de estos dos maestros. Taxista personal y con el que tuve también conversaciones eternas, del futuro y del pie: “pero durante el segundo Rocker de la marcha, el Asrtrágalo se coloca en….. y entonces no entiendo porque en la patología de ….. duele…” y así sucesivamente. También compartí experiencia con Hit de Perú, Roberto de Chile y Alan de Costa Rica. No somos conscientes, como decía al principio, de nuestras decisiones en la momento presente. Pero todo tiene un sentido y todo va construyendo un camino. El mío con aquella experiencia esta claro, y me sirve al recordarlo escribiendo estas palabras que hay que actuar, que hay que hacer, para poder ir abriendo nuevos caminos. Un abrazo a todos, por aquí está permitido. En un tiempo los daré en persona. Mucha fuerza, sacad lo mejor de cada uno y haceros más fuertes para que cuando salga el sol, brillemos más que él.

Hasta pronto.

 

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